miércoles, febrero 22, 2006

Lectura de la biblia

Esta es una idea que se me ocurrio hoy de colocar todos los viernes algunos pasajes de la biblia comenzando hoy con estos espero les guste y dejen sus comentarios
 
Primera lectura 1 Ped. 5, 1-4:
Ahora me dirijo a sus Ancianos, dado que yo también soy anciano, y testigo
de los sufrimientos de Cristo, y espero ser partícipe de la gloria que ha
de manifestarse. Apacienten el rebaño de Dios, cada cual en su lugar;
cuídenlo no de mala gana, sino con gusto, a la manera de Dios; no piensen
en ganancias, sino háganlo con entrega generosa; no actúen como si pudieran
disponer de los que están a su cargo, sino más bien traten de ser un modelo
para su rebaño. Así, cuando aparezca el Jefe de los Pastores, recibirán en
la Gloria una corona que no se marchita.

Salmo Sal. 22, 1-6:
 El Señor es mi pastor: nada me falta;
 en verdes pastos él me hace reposar.
 A las aguas de descanso me conduce,
 y reconforta mi alma.
 Por el camino del bueno me dirige,
 por amor de su nombre.
 Aunque pase por quebradas oscuras,
 no temo ningún mal,
 porque tú estás conmigo
 con tu vara y tu bastón,
 y al verlas voy sin miedo.
 La mesa has preparado para mí
 frente a mis adversarios,
 con aceites perfumas mi cabeza
 y rellenas mi copa.
 Irán conmigo la dicha y tu favor
 mientras dura mi vida,
 mi mansión será la casa del Señor
 por largos, largos días.


Evangelio Mt. 16, 13-19:
Jesús se fue a la región de Cesarea de Filipo. Estando allí, preguntó a sus
discípulos: «Según el parecer de la gente, ¿quién soy yo? ¿Quién es el Hijo
del Hombre?» Respondieron: «Unos dicen que eres Juan el Bautista; otros que
eres Elías, o bien Jeremías o alguno de los profetas.»
Jesús les preguntó: «Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?» Pedro contestó:
«Tú eres el Mesías, el Hijo del Dios vivo.» Jesús le replicó: «Feliz eres,
Simón Barjona, porque esto no te lo ha revelado la carne ni la sangre, sino
mi Padre que está en los Cielos.
Y ahora yo te digo: Tú eres Pedro (o sea Piedra), y sobre esta piedra
edificaré mi Iglesia; los poderes de la muerte jamás la podrán vencer. Yo
te daré las llaves del Reino de los Cielos: lo que ates en la tierra
quedará atado en el Cielo, y lo que desates en la tierra quedará desatado
en el Cielo.»


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Atentamente


Omar A. Parra P.
La Red Cybercommunity
Admin Team

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