martes, mayo 19, 2015

Lo que el lavamanos me enseño.

Hace unos meses la señora que ayuda a mi esposa con la limpieza de
nuestra casa le dijo que no podía seguir trabajando, que tenia
problemas de salud que le impedían continuar prestándonos ese valioso
servicio por lo que pasamos una buena temporada sin esa ayuda. En ese
tiempo mi esposa se vio abrumada entre el cuidado de los niños, las
labores domesticas y el trabajo en la oficina. En esos días debo decir
que la casa no estaba como siempre, el lavamanos nunca llego a estar
como el de la foto pero si se notaba la falta de la limpieza adecuada.
Días después gracias a Dios conseguimos una señora que limpia muy bien
y hace el trabajo de la casa de manera impecable, y justo ahí fue
cuando el lavamanos comenzó a enseñarme. En los días en que estaba
descuidado yo era aun mas descuidado con el, si al cepillarme quedaban
restos de crema dental en el yo no me preocupaba al fin y al cabo
habían muchas mas manchas en el. En cambio una vez que esta limpio,
una vez que lo veo reluciente no me permito que quede ningún residuo.
Claro es mucho mas fácil para mi darme cuenta de cualquier suciedad
ahora que esta limpio y justo así nos pasa con nuestra vida
espiritual, a veces nuestras vidas están tan descuidadas, tan
desprolijas que ni siquiera nos damos cuenta cuando estamos añadiendo
una mancha mas. Bien dice el viejo adagio popular: Que es una mancha
mas para un tigre. Es por eso que debemos esforzarnos en acercarnos al
Señor constantemente para que con su preciosa sangre, que nos deja mas
blancos que la lana nos lave y nos permita darnos cuenta de cualquier
mancha, de cualquier pecado por pequeño que sea y así podamos recurrir
nuevamente a el para esa limpieza profunda y perfecta que solo EL nos
puede dar.